Las Cinco Solas son los principios fundamentales de la Reforma Protestante del siglo XVI, que sirvieron como base para la teología reformada y, en particular, para la fe luterana. Estas cinco afirmaciones expresan los aspectos esenciales de la fe cristiana, enfatizando la autoridad de las Escrituras, la centralidad de la gracia y la fe, y el enfoque exclusivo en Cristo como Salvador.
Sola Scriptura (Solo la Escritura)
La Sola Scriptura establece que la Biblia es la única fuente infalible de autoridad para la fe y la vida cristiana. Toda doctrina, enseñanza y práctica debe estar fundamentada en la Palabra de Dios, ya que es a través de las Escrituras que Dios se ha revelado a la humanidad de manera clara y suficiente.
La Iglesia Luterana cree que la Escritura es la norma final por la cual se miden todas las creencias y enseñanzas, siendo la guía segura para el conocimiento de Dios y su voluntad para nuestras vidas.
Sola Fide (Solo por Fe)
La Sola Fide afirma que la justificación —es decir, ser hechos justos ante Dios— se recibe únicamente a través de la fe en Jesucristo. No somos justificados por nuestras obras o méritos personales, sino por creer en la obra redentora de Cristo, quien pagó el precio por nuestros pecados en la cruz.
En el corazón de la fe luterana está la creencia de que la fe en Cristo es suficiente para nuestra salvación. A través de la fe, recibimos el perdón de los pecados y somos reconciliados con Dios.
Sola Gratia (Solo por Gracia)
La Sola Gratia enseña que la salvación es un don inmerecido de Dios, otorgado por su gracia infinita. Los seres humanos, en su estado caído, no pueden hacer nada para merecer la salvación; es Dios quien en su misericordia nos salva por pura gracia.
En la Iglesia Luterana, proclamamos que es por gracia que hemos sido salvados, sin depender de nuestras acciones o esfuerzos. Este don divino se manifiesta en la vida de los creyentes a través de la fe y la obra del Espíritu Santo.
Solus Christus (Solo Cristo)
Solus Christus declara que Cristo es el único mediador entre Dios y los seres humanos. La salvación no se puede obtener a través de ninguna otra persona o cosa, sino únicamente por medio de la vida, muerte y resurrección de Jesucristo. Él es el único camino hacia Dios y la fuente de la redención eterna.
En la fe luterana, Cristo es el centro absoluto de nuestra fe y vida. Su sacrificio es suficiente para nuestra redención, y en Él encontramos la plenitud de la vida cristiana.
Soli Deo Gloria (Solo a Dios la Gloria)
Soli Deo Gloria sostiene que toda la gloria y el honor deben ser dados únicamente a Dios. No hay lugar para la vanagloria o el orgullo humano en el plan de la salvación; todo lo que hacemos y vivimos debe ser para la gloria de Dios, quien nos creó, nos redimió y nos santifica.
La Iglesia Luterana enseña que nuestra vida es una respuesta de adoración a la gracia de Dios, y que todo lo que hacemos debe reflejar la gloria de Aquel que nos ha llamado a su Reino eterno.